Sede canónica

IGLESIA DE LA DIVINA PASTORA

1. Historia

La capilla o ermita de la Divina Pastora fue edificada a partir de 1789 por la Hermandad de esta advocación, fundada siete años antes en el oratorio de la casería de los Olea, si bien los orígenes del culto a la Divina Pastora datan de 1736 cuando Fray Isidoro de Sevilla lo trajo a la entonces Real villa de la Isla de León. El templo fue concebido para dar digno cobijo a su nueva y venerada imagen Titular. Una junta de oficiales valiente y llena de fervor asumió las dificultades de todo tipo que entrañaba la edificación de una capilla nueva. Los terrenos (una aranzada y media) fueron donados sub conditione por la antigua familia de los Malpica, que poseía varias parcelas en el barrio situado a espaldas del castillo. La empresa de la construcción de un nuevo templo demuestra a todas luces que la Hermandad de la Divina Pastora vivía entonces una etapa de progresivo florecimiento y que era lo suficientemente fuerte como para afrontar un reto de esa naturaleza.

«Como secretario que soy de esta Hermandad de la Divina Pastora, de esta Villa de la Real Isla de León, certifico que en siete de junio de mil setecientos ochenta y nueve, habiendo juntado los oficiales y vocales de dicha Hermandad para celebrar Cavildo particular que presidió el Sr. D. Josef Monzón, Teniente de cura de la Iglesia de esta Villa, se propuso por el Hermano Mayor D. Joaquín Blanco Maldonado, como el Señor D. Juan de Malpica, Regidor perpétuo de este pueblo, determinara hacer donación en tierra de su propiedad de un terreno suficiente para construir una capilla a nuestra titular y que por esto la Hermandad se debería obligar a mandar decir veinti cinco Misas rezadas por las intenciones de dicho señor, lo que se aprobó por los hermanos y se nombraron para este efecto cuatro diputados que fueron D Juan Martinez, D. Pedro Segovia, D. Juan Gautier y D Josef Gutierrez, a quienes dieron plena facultad para tratar y escriturar con el citado Sr. Malpica, el terreno que cede, como asimismo para la dirección de la obra de la citada capilla, de lo que doy fe como secretario de la referida Hermandad. Real Isla de León a diez de julio de mil setecientos ochenta y nueve. Josef Martínez y Rosado.»

La iglesia de la Divina Pastora se construyó ex profeso para dar culto en ella a la imagen mariana titular de la corporación, es decir, fue levantada con intenciones particulares: por una hermandad y para una hermandad. De no haber existido la Hermandad de la Divina Pastora y la emergente devoción a la imagen Titular, quizá no hubiera sido construida la iglesia. Otro asunto es que el Obispado concediese licencia para su construcción por juzgar su emplazamiento necesario y oportuno para los fines pastorales del vicariato isleño.

Curiosamente, todos los prolijos trámites de donación del terreno, formalización de la escritura pública y obtención de las licencias de las autoridades civiles y eclesiásticas, coincidieron con un acontecimiento de la mayor trascendencia que iba a cambiar la historia del mundo occidental: la Revolución Francesa. Una paradoja para la reflexión: mientras los parisinos sentaban los fundamentos históricos del mundo contemporáneo, los isleños y más en concreto los pastoreños, edificaban una capilla en honor y gloria de la Santísima Virgen.

Nos interesa destacar que la capilla de la Divina Pastora, aunque inacabada, fue inaugurada en 1793, es decir tres años y medio después del inicio de las obras. La imagen Titular fue trasladada al nuevo templo el 2 de febrero, festividad de la Candelaria.

La idea de edificar la capilla cristalizó en un barrio con tendencia a la expansión y en cuyo desarrollo urbanístico, social y religioso tendría tanta incidencia el nuevo templo. En efecto, la devoción hacia la Divina Pastora venerada en su nueva iglesia debió de incidir de tal manera en las señas de identidad del antiguo barrio isleño denominado de Olea o del Castillo, que en poco tiempo éste perdió la vieja denominación y comenzó a ser conocido como «el de la Pastora».

Ya en un documento del año 1800, siete años después de abierto al culto el nuevo templo, aparece citado el «Barrio de la Pastora y Placilla». Tres años más tarde, en el cabildo municipal celebrado el 18 de mayo de 1803, se aprobó una distribución de la localidad en 21 barrios, entre ellos el de la Pastora:

«…que contendrá desde la esquina de la calle de Santo Domingo por su derecha bajando la cerca de Olea, calle de la Carraca, esquina del Cuartel y subiendo luego por la diestra de la calle de dicho Sr. Dn. Juan de Malpica hasta la misma de Santo Domingo».

Es decir, que entonces se denominaba barrio de la Pastora al limitado por las actuales calles Santo Domingo, Hernán Cortés, Carraca, plaza Sánchez de la Campa, esquina del castillo (entonces convertido en cuartel de los batallones de Marina) y Marconi hasta enlazar con Santo Domingo.

Todavía se conservaba y diferenciaba la denominación de «barrio de Olea». Este abarcaba: «desde la Pastora Vieja, derecha de la calle de las Pitas, hasta la esquina de la calle de Jesús y María, torciendo por la diestra de ésta a la salida de la obra de la ciudad de San Carlos, con lo contenido sobre su derecha». O sea todo lo comprendido dentro del ángulo recto que forman hoy, por el sur, las actuales calles Hernán Cortés (donde estaba la «Pastora Vieja», es decir, la antigua capilla fundacional de la casería de Olea) y Santa Teresa (calle de las Pitas); y, por el oeste, la calle Calatrava, hasta las inmediaciones de la población militar de San Carlos, por entonces en proceso constructivo.

Pero a lo largo de la centuria decimonona el nombre de Olea irá cayendo en el olvido. La importancia urbana y vecinal de la iglesia de la Divina Pastora acabará imponiendo su nombre a toda la zona de la ciudad situada al este de la calle San Rafael y al norte de la calle Colón. De igual modo, la vieja calle de Malpica era ya conocida a principios del XIX como «la de la Pastora».

Las numerosas víctimas causadas por la epidemia de fiebre amarilla de 1800 hicieron indispensable la habilitación provisional como ayudas de parroquia de algunas de las varias ermitas isleñas mencionadas, entre ellas la de la Divina Pastora. Pero esta situación no perduró. No hubo más variación en la distribución parroquial isleña hasta 1835.

La iglesia de la Divina Pastora sufrió un proceso de deterioro a mediados del siglo XIX. Así lo constataron diversos informes técnicos municipales. El templo estuvo a punto de ser demolido durante la revolución cantonal de 1873 por orden de las autoridades locales. Finalmente, a iniciativa de su celoso capellán, don Ramón Olivera, la vieja capilla fue reformada, y concluida por el arquitecto Adolfo del Castillo. La iglesia de la Divina Pastora fue consagrada definitivamente en 1878 por el obispo capuchino fray Félíx María de Arriete. En su calidad de bienhechor de esta iglesia, un retrato del obispo fray Félix estuvo colocado en el templo pastoreño durante más de setenta años, hasta que se perdió debido a las reformas de la década de 1960.

El aumento de la población isleña hizo necesaria la creación de coadjutorías diocesanas o iglesias filiales para la administración de sacramentos y la enseñanza de la doctrina cristiana. El obispo don Jaime Catalá (1879-1883), que erigió en 1880 tres iglesias auxiliares más, elevando a este rango las capillas del Santo Cristo de la Vera Cruz, la recientemente remozada y consagrada de la Divina Pastora y la excéntrica de la Inmaculada Concepción (Casería de Ossio). La creación de las dos primeras estaba justificada por estar enclavadas en barrios populosos, mayoritariamente obreros y necesitados de ineludible labor pastoral. La de la tercera se debió no tanto al aumento demográfico y extensión del barrio de la Casería como a la presencia en el mismo de pastores evangélicos, lo que impulsó a las autoridades eclesiásticas a erigir esa coadjutoría como forma de contrarrestar el proselitismo protestante y de afianzar el culto católico en ese apartado y olvidado barrio.

La historia de las parroquias isleñas cambió radicalmente a partir de la posguerra. El desmembramiento de la feligresía de la Iglesia Mayor Parroquial se hizo indispensable a causa del crecimiento demográfico isleño y de la notabilísima expansión del casco urbano experimentada desde mediados del siglo XX.

El obispo don Tomás Gutiérrez (1943-1964) erigió en 1944 tres nuevas parroquias, precisamente las que en 1880 habían sido creadas iglesias auxiliares diocesanas: Santo Cristo, Divina Pastora e Inmaculada (Casería). Sin embargo, el decreto episcopal no cristalizó de la misma manera en las tres.

La de la Divina Pastora, aunque erigida de derecho en 1944, fue la última en materializarse de hecho. Todavía durante diez años más, continuó dependiendo jurisdiccionalmente de la Iglesia Mayor Parroquial. La falta de fijación nítida de los límites territoriales de la parroquia con relación a los de sus vecinas fue una de las causas de esta dilación. Y hasta 1954 no se nombró un párroco. En el entretanto, el antiguo rector don José Anelo Fecho (1938-1953) continuó al cargo de la iglesia de la Divina Pastora, hasta que en dicho año fue nombrado capellán del Cementerio Municipal. Finalmente, un decreto episcopal de 1955 segregó la parroquia de la Divina Pastora de la de la Iglesia Mayor Parroquial, definiéndole y fijándole límites precisos.

Las asociaciones de fieles en la capilla de la Divina Pastora, por cierto, habían sido escasísimas en comparación con las de otros templos isleños. A excepción de la hermandad de la titular, propietaria y monopolizadora cultual del templo, sólo tenemos registrado el paso fugaz a principios del XIX de la Escuela de María Santísima, una congregación piadosa de señoras. También el frustrado intento de traslado de la joven Cofradía del Señor de la Columna en 1896 desde la Iglesia Mayor Parroquial. Y finalmente, la Cofradía de la Oración del Huerto establecida en ella en 1943: fue la primera asociación de fieles creada en el templo desde la fundación de la Hermandad de la Divina Pastora. Esta cofradía de penitencia fue suscitada quizá como asociación de fieles que sirviera de apoyo y colaboración a la nueva parroquia que se pretendía erigir, pero durante sus primeros años estuvo estrechamente vinculada a los párrocos de la Iglesia Mayor.

El primer párroco, Rvdo. Padre don José María Arenas Gil, suscitó la fundación inmediata de asociaciones de fieles que auxiliaran en las tareas parroquiales y cooperaran en la labor de apostolado desplegada en ámbitos diversos:

1) Primero favoreció la creación de una asociación de culto eucarístico, algo fundamental de lo que carecía la nueva parroquia: la Asociación de los Jueves Eucarísticos fue erigida en 1955.

2) Luego revitalizó la antigua corporación mariana letífica o de gloria: la Hermandad de la Divina Pastora, que resurgió con vigor también a partir de 1955.

3)Fomentó también la creación de cofradías de penitencia, reanimando además la ya existente de la Oración del Huerto: una, la del Ecce Homo, se fundó igualmente en 1955 y agrupó además al comercio local, un sector social donde ejercer interesantes labores de apostolado; otra, la de Jesús de la Misericordia, fue fundada en 1957 como forma de integrar jóvenes estudiantes en la parroquia.

4) Y, finalmente, motivó el establecimiento de una asociación profesional católica: la Hermandad de los Santos Cosme y Damián, constituida por médicos, farmacéuticos y practicantes isleños.

En definitiva, el templo de la Divina Pastora fue capilla o ermita desde 1789-1793, iglesia auxiliar diocesana desde 1880, parroquia de derecho desde 1944, y parroquia de hecho desde 1954 al tomar posesión el primer párroco y delimitarse la zona urbana que le correspondía. Destacar, que esta antigua capilla, hoy parroquia, siempre estuvo mantenida por la hermandad que la construyó para dar culto a su titular, la Divina Pastora de las Almas.

2. Datos técnicos de la Iglesia de la Divina Pastora

La capilla de la Divina Pastora de las Almas de San Fernando, tiene su origen arquitectónico en la capillaexistente en el Arsenal de la Carraca. Tal y como se comenta más arriba, se comenzó a construir en 1789 tras la donación de los terrenos de D. Juan de Malpica. Su acta de construcción la firma el diputado de obras D. Esteban Miguel Croquer. Se abrió al culto en 1793 y fue realizada íntegramente por los hermanos de la cofradía, que en su mayoría eran operarios del Arsenal de La Carraca, de ahí que nuestra Hermandad fuera conocida como la de los Carraqueños.

Artísticamente la capilla de la Divina Pastora es de similares características técnicas que la de la Carraca, si bien ésta es de mayores dimensiones, mayor riqueza en sus materiales y altares interiores, y consta de dos campanarios en la parte delantera del mismo. Nuestra iglesia, es de menores dimensiones y en lugar de los campanarios tiene una espadaña en la parte posterior del templo.

Al exterior es un edificio sencillo, que claramente corresponde a la corriente neoclásica de finales del s. XVIII. Se compone de un rectángulo cubierto a dos aguas, con puerta adintelada enmarcada por dos parejas de pilastras sobre podiums. Sobre la puerta aparece un óculo que ilumina la nave del templo. La fachada se remata con un frontón triangular en cuyos aleros se marcan modillones rectangulares.

El interior es igualmente simple. Su planta es de cajón, con bóveda de cañón corrida. El altar mayor se eleva sobre escalones, presentando un retablo de madera de estilo neoclásico, en cuyo camarín central está la imagen de la Divina Pastora.

Los primitivos altares neoclásicos desaparecieron tras la «reforma del P. Arenas» efectuada en el templo tras el Concilio Vaticano II, perdiéndose numerosos objetos de culto, las arañas que cubrían la bóveda, imágenes, cuadros… quedando la iglesia muy diferente a su concepción original.

Con el paso del tiempo, nuestra Hermandad en su deseo de recuperar el esplendor que antaño tuvo nuestra capilla comenzó a invertir en el templo con el objetivo de embellecerlo. En estos últimos años se han acometido algunas reformas importantes que siguen por buen camino y siempre con la aprobación de nuestro Director espiritual.

Destacamos las siguientes.

Año 1997. Sustitución de la mesa de altar de piedra por otra de madera policromada y estofada más acorde con el conjunto del templo.

Año 1998. Restauración del campanario, instalación de luz eléctrica para su iluminación nocturna y realización e instalación de una veleta con la imagen de San Miguel (Protector y Mayoral de la Orden Capuchina), obra de D. Antonio Alías Domínguez y D. Luis Mora Guerrero.

Año 2000. Restauración y enriquecimiento de la puerta de la plaza de la Divina Pastora. A tal efecto se incluyeron en la misma 154 clavos de bronce donados por devotos y hermanos de nuestra corporación. De igual modo aparecen dos cartelas con los escudos de la Parroquia y Hermandad.

Año 2001. Restauración y enriquecimiento de la puerta de la calle Marconi. Al igual que en la anterior hay 122 clavos de bronce donados y las mismas cartelas.

Año 2002. Restauración del altar mayor, recuperando su antigua decoración y color. Las obras fueron dirigidas por D. Antonio Luque Márquez y D. Antonio Sánchez Aguilera. De igual modo se sustituyó la imagen del Resucitado que coronaba el ático del retablosustituyéndolo por un calvario con la imagen de un crucificado existente en el coro y la incorporación de la imagen de María realizada ésta por D. Alfonso Berraquero García.

Año 2003. Se incorporan al altar mayor cinco lámparas de araña, como las que lució en épocas anteriores y se completa el calvario del ático con la imagen de un San Juan, obra de D. Alfonso Berraquero García. A finales de este año, la Hermandad de la Oración en el Huerto dona la Parroquia otra araña para la franja central de la bóveda.

Año 2004. Obras de enriquecimiento y restauración del coro. Sustitución del enlosado por losas de mármol, colocación de la pared en los mismos tonos que el altar mayor, y colocación en el óculo existente de una vidriera con la imagen de la Divina Pastora.

Año 2005. Colaboración en la sustitución del mobiliario existente en la sacristía por otro de mayor calidad, reforma y sustitución de todo el aparato eléctrico y colocación de nuestro simpecado en una hornacina, todo ello igualmente en la sacristía.

Colocación de una baranda de madera en el presbiterio similar a la existente antiguamente, realizada por nuestro hermano y miembro de junta D. Rafael López Carrillo.

Año 2007. La hermandad en sus buenas relaciones con el Arsenal de la Carraca, adquiere por parte del citado Arsenal militar y gracias a su Almirante, el Exmo. Sr. D. Juan Francisco Serón Martínez, un confesionario de caoba del s. XVIII.

Año 2008. Bendición de un altar de corte neoclásico para albergar la imagen dieciochesca de S. José, realizado por nuestro hermano D. Antonio Luque Márquez siguiendo el estilo de los retablos existentes en la iglesia hasta los años sesenta.

Año 2009. Bendición de un altar de corte neoclásico para albergar la imagen de la Virgen del Carmen, de tamaño académico, realizada por nuestro hermano de honor D. Alfonso Berraquero García, siguiendo el altar el mismo estilo de los demás retablos, tal y como se hizo con el de San José.